Abres la puerta pero te llevas una gran sorpresa: está frente a ti Ingrid, pero no Betancourt sino Grudke. Por más que intente disimular y lleve grandes gafas oscuras y un pañuelo en la cabeza, es imposible no reconocerla. Ahora su voz cambia y te pide, te suplica, que salgas con ella a la calle porque tiene algo muy importante para mostrarte. No es momento de perder el tiempo, decide ya.
Piensas que es una trampa, no es momento para salir de tu departamento.
Confías en Ingrid, por algo es la amante de Tinelli, él sabe lo que hace. Decides salir. |